sábado, 21 de noviembre de 2009

Reflexiones...







Mi búsqueda se detuvo. Sólo encontré a personas que quieren sacar provecho o ventaja de quienes buscan respuestas. Después de sentirme un poco molesto por mi fallido intento, regresé por la calle que me hiciera tener ese incómodo encuentro. Ya no regresé sobre mis pasos, era necesario abortar la misión. Fue de esa forma que mis renovados y más seguros pasos me llevaron como instinto a ese encuentro que a veces se olvida o se deja para casos muy especiales. Estaba ahí esa noche frente a las doradas imágenes de una iglesia. Había como una decena de figuras santas que de haber tenido menos edad me hubieran dado miedo o acaso eso me infundían... Cabezas cercenadas, miradas penetrantes, rostros ensangrentados, miradas al cielo en busca de respuestas y cuerpos semidesnudos me dieron la bienvenida como demostrando que eran capaces de soportar más dolor del que pudiera sentir. Incómodo por esa muestra de tolerancia y los susurros de los asistentes a misa, preferí irme a un rincón, por donde más tarde abandonaría el recinto sin el menor remordimiento...el dolor seguía.

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